Sue

Mis padres estaban escuchando una rutina de comedia de “La Nena Jimenez”, quien en los años 70 era muy reconocida en mi país por hacer chistes obscenos. Quitándole el estilo narrativo del chiste y cualquier gracia que pueda tener, la situación era la siguiente: Había tres mujeres hablando sobre sus maridos, las dos primeras mujeres comentaban características pero la tercera decía que no sabía. Al siguiente día, las tres mujeres se vuelven a encontrar, la tercera mujer aparece con moretones en su cara, las otras dos le preguntan qué le sucedió, a lo que ella responde que la noche anterior le dijo a su marido que tal hombre era de una manera, que el otro era de otra manera… según lo que cada una de las mujeres había dicho sobre su marido. El marido de la tercera, creyendo que ella había sido infiel le pegó.

Se acabo y mis padres se rieron. Como yo no me reí mi mamá iba a intentar explicarme la “gracia” del chiste. Yo le respondí algo como que la violencia hacia la mujer no era un chiste, que el maltrato hacia la pareja (sin importar su genero) no debe permitirse bajo ninguna circunstancia y mucho menos dar risa. La respuesta de mis padres fue una cara de desagrado y la frase:

“Ya vas a comenzar otra vez con eso…”