AT

Hace unos meses mientras esperaba el camion que me lleva a la escuela estaba escuchando música y no había nadie en la parada, a excepción de unas señoras que se encontraban a unos metros de distancia. Estaba distraída con la música y viendo si el camion ya venía por lo que no reparé en un señor que acababa de llegar en una bicicleta. Estuvo un rato ahí parado hasta que comenzó a caminar y dar vueltas como si la cantidad de ropa que utilice no define la cantidad de respeto que merezco. hablando solo así que le resté importancia y me volteé. Inmediatamente después sentí una mano en mis genitales y cuando me fijé era el mismo señor de la bicicleta, que solo se alejó y empezó a reír. Yo no supe como reaccionar y sólo alcancé a gritarle “¿qué te pasa imbécil?” pero él ya iba lejos en su bicicleta. Las señoras que estaban por ahí solo se me quedaron viendo como si estuviera loca en lugar de hacer algo. Yo me estaba impactada porque jamás me había pasado nada parecido en mis 19 años de vida. Había recibido “piropos” y miradas lascivas pero jamás me habían manoseado. No creí que fuera algo que me llegaría a pasar porque no soy una mujer de un cuerpo escultural y ahora me doy cuenta que esa forma de pensar también es machismo.